COLD WAR (2018) – RESEÑA

Cold War

Dirigida por Pawel Pawlikowski y protagonizada por Tomasz Kot y Joanna Kulig. Existe un cierto grado de delicadeza en el cine que solo es alcanzada por pocos, y es aquella suavidad mezclada con amargura y tensión que permite que algunas historias donde la estética reina y la narrativa fluye, se conviertan en una exquisitez bona fide. “Cold War” no solo nos arropa en su propio trance de tiempo y grandiosa capacidad de adaptarnos a su estilo de mover la historia, sino que se aleja de los parámetros establecidos para llevar un relato y donde podríamos concentrarnos en dos o tres puntos de conflicto, nos encontramos con siete u ocho en un corto metraje de una hora y media.

Su fotografía es pura perfección, desde lo impecable de su presentación en escala de grises, hasta sumergirnos en una nostalgia interminable al proyectarse en formato cabal. La muestra de planos va de la mano con el estado emocional de sus protagonistas. Desde un primerísimo primer plano cerrado en los momentos de mayor cercanía, hasta planos generales abiertos en los momentos de soledad. Es como si el verdadero idioma que se hablaba en la película era el de la cámara y el no el diálogo europeo post-segunda guerra mundial. Ubicada en una Europa balanceada entre el comunismo y el capitalismo, la película nos muestra una historia de amor envuelta en tragedia. Un recorrido por los propios vaivenes del corazón humano.

Cold War 2

Con actuaciones verdaderamente regocijantes, el desarrollo del amor, la pasión, la decepción, el desamor, el sacrificio, la inconsistencia, la inestabilidad y el significado de vida se ve reflejada en los ojos de sus protagonistas mientras se miran. De alguna forma la iluminación nos permite centrarnos en ellos sin importar las distracciones. Es aquel romance que nos permite cuestionar la propia línea del tiempo tan bien estructurada que lleva la película. De alguna forma, dentro de toda esta frialdad y lejana puesta en escena, se siente como un amor real pero improbable.

“Cold War” es un homenaje a su propio nombre, su romance es la definición perfecta de la guerra más peligrosa y en la que muchos nos vemos envueltos. Su línea del tiempo es una clase magistral en adoptar un ritmo que defina todo un filme, su música va de la mano con el transcurso de su narrativa y avanzamos entre el folklore europeo del este, hasta un jazz francés con toques pre-modernistas. Su estilo ocupa vida dentro de nosotros por ser una mezcla perfecta entre los aspectos más humanos, el amor, la música, la supervivencia y el arte. Su corto metraje es perfecto y conocedor de su historia. Una joya para los sentidos y totalmente imperdible para los amantes del cine.

Calificación personal: 9/10.