"Hay momentos en la vida de una estrella de rock, que definen quién es. Donde había oscuridad, ahora estás tú." ¿Qué tal si vivimos desde la perspectiva de que hay momentos así para todos nosotros? Momentos que nos definen y forman un antes y un después en nuestro camino a convertirnos en quién queremos ser. Repleta de magia y fantasía, Rocketman facilita su camino a la cima del puesto como la mejor película que he tenido la oportunidad de ver hasta ahora de 2019.
Con un ritmo que se acerca a la perfección, la narrativa de la historia acarrea un balance perfecto entre la imaginación de Reggie, traducida en nuestro propio entretenimiento, y la historia extremadamente humana que porta en sus hombros toda la carga dramática del filme, que se permite ser una biografía sobre algunos años de la vida de Elton John. Con un montón de subtextos sobre la homosexualidad, la fama, la ambición, la familia y de por sí, su carencia, el amor y la pasión. Todos estos puntos sobrepasan su estado natural de cliché para conectar con la propia naturalidad de nuestras vidas. Poniendo a Elton a kilómetros de distancia, de alguna forma este se sentía tan cercano como nosotros frente a un espejo.
Una leyenda, una leyenda de la música que de por sí ya cuenta con su propio método de inmortalidad, se vuelve aun más eterna con una película que logra traducir sus canciones más icónicas a un lenguaje cinematográfico que haga honor al género musical, a la cara detrás de las letras y vocales, y al humano que tuvo que sacrificar tanto para escapar su realidad. ¿Y qué es el arte si no una evasión de la verdad mientras a la vez nos traduce nuestros sentimientos más básicos? La película logra traducirnos los sentimientos del Rocket Man, mientras saltaba a la fama con sus piezas más emblemáticas, y nos acerca a ĺ cuando nos vemos representados con la esperanza y la montaña rusa de sentimientos que vivió.
Dexter Fletcher hizo un trabajo verdaderamente impecable con la puesta en escena, desde planos secuencia hasta odas y sucesiones de escenas musicales, es difícil pensar en una estructura distinta para una historia que cuenta una vida tan llena de altibajos mientras a la vez nos mantenemos apegados al aspecto humano. Taron Egerton y todo el elenco, sin palabras. Lo verdaderamente increíble de Rocketman es que su punto más fuerte no es su historia ni su música, es el hecho de que aunque nos presenta estos últimos dos, da por sentado que de alguna forma ya sabíamos lo ocurrido y se concentra en brindarnos y mostrarnos un Reggie Dwight que aprende lidiar con su falta de amor y encuentra la reconciliación muy dentro de sus orígenes. Porque no hay nada mejor en la fantasía, que lo humano.
Calificación personal: 9/10.