¿Qué ocurriría en la sociedad actual si existieran los superhéroes? ¿Cuál sería la respuesta de la gente común a super poderes? ¿Cómo reaccionaría la política? ¿Cómo se vería involucrado el material más codiciado por el ser humano, el dinero? ¿Cuál sería la verdadera personalidad de una persona sobre humana, capaz de todo? El género de superhéroes tiene quizás dos décadas ya en pleno apogeo y no es hasta The Boys que un proyecto decide tener las agallas de al menos intentar responder estas preguntas de una manera madura.
Efectivamente, lo interesante de la serie recae dentro de su propia premisa, establecida en el párrafo anterior, lo que termina siendo un cuchillo de doble filo pues como hemos visto cientos de veces, una premisa no se sostiene por más de quince minutos sin una historia verdaderamente apelable para su audiencia. Adaptada de las tiras cómicas del mismo nombre, The Boys utiliza dos grupos de personajes para contar su historia, los superhéroes, y todo lo que a ellos conlleva, y los vigilantes.
Tres aspectos hacen que el show logre cautivarnos desde un principio, primero la grandiosa creación del universo, desde un inicio nos vemos inmersos en un mundo donde los superhéroes llevan existiendo por casi cincuenta años. Observamos cómo es la mecánica de la empresa encargada de manejar esta “industria” y la fama que conlleva el ser un superhéroe, de alguna forma haciendo alusión y hasta burlándose de la propia industria del entretenimiento actual. La prensa, la imagen, pero sobre todo, la farsa. Esto crea una curiosidad interminable en el espectador en saber más sobre este espacio.
Segundo, la calificación para adultos, la serie no esconde su violencia y sus tabúes sexuales. ¿Cómo sería realmente ver lo que estos superpoderes son capaces de hacer? La propia naturaleza de la respuesta a esa pregunta es violenta, y la audiencia se encuentra en completo shock por ver una consecuencia distinta a poderes que tenemos tanto tiempo viendo en pantalla, consecuencias reales.
Tercero, la humanidad de los superhéroes. Tener superpoderes no te hace un Dios, ¿quiénes eran realmente? Es la cuestionante principal del desarrollo de estos personajes, cada uno con un pasado perturbador al cual la serie hace alusión y sobre los cuáles la trama se ve construida. Esto nos lleva a las actuaciones, balanceadas al drama mucho más que a la comedia. Antony Starr nos presenta una de las interpretaciones villanas más creíbles que he visto recientemente, el aspecto impredecible hace de su personaje una amenaza capaz de hacerte retorcer en el suspenso.
Donde cae la serie es en tres momentos específicamente que se ven continuamente repetidos. Uno, cuando quiere suavizar el contenido con una comedia muy débil. Dos, cuando se ve restringida en su presupuesto para efectos especiales, algo que espero se corrija en su segunda temporada, y tres, cuando presenta escenas totalmente innecesarias para el desarrollo en el desesperado intento de brindarle realidad a sus personajes. Esto junto con saltos en el tiempo para poder lograr contar la historia en ocho episodios hacen que uno se desconecte del tono que en principio logra transmitir el show.
Definitivamente una historia con mucho potencial, con personajes muy bien estructurados por un lado y huecos por otro, que logra crear un universo del cuál sin dudas queremos saber más, que permite entretenernos por su crudeza y que de alguna forma promete ponerse mejor con el tiempo.
Calificación personal: 7/10.
