Ubicada en un futuro donde la conciencia humana puede ser digitalizada y guardada para intercambiarse de un cuerpo a otro, “Altered Carbon” establece un interesante universo al cual hay que darle mucho más amor en cuanto a historia. Incontables veces en el cine y en la televisión hemos visto puestas en escena y universos geniales que se caen por el hecho de no establecer una historia lo suficientemente interesante como para ganarse la fidelidad total de la audiencia.
Y esto fue lo que sentí con “Altered Carbon”, los creadores de la serie quisieron que el universo hable y entretenga por sí solo, dándonos un drama de investigación que se perdía sobre sí mismo y cojeaba sobre aún peores subtemas de romance y paternidad. Visualmente impresionante, puede ser el contenido en serie más arriesgado hasta la fecha de Netflix, pues cuenta con efectos visuales sacados directamente de la pantalla grande.
Con un mundo verdaderamente intrigante, la audiencia se permite fantasear sobre todas las historias que pudieran contar, como cada uno de estos personajes tiene suficiente trasfondo como para tener su propia serie. Con actuaciones un tanto regulares, lo que pueden ser momentos gratificantes de drama y desarrollo para un personaje, se caen por su interpretación actoral, el protagonista y uno que otros secundarios, sin embargo, logran resaltar.
Luego de presentarnos un mundo futuro lleno de avances impresionantes, la serie trata de incluir un desarrollo multicultural y religioso fastidioso y totalmente fuera de lugar. Con secuencias de acción y persecución geniales, vivías para que en cada capítulo haya un alivio de estos. En fin, queriendo presentar un extraordinario universo inspirado de toda la ciencia ficción que hemos visto, Altered Carbon se precipita a su propia historia, dejando atrás motivaciones y resoluciones. Con un poco más de amor a su narrativa y a su elenco, tiene el potencial de trascender en los rangos de Netflix.
Calificación personal: 7/10.