Dirigida por Doug Liman y protagonizada por Tom Cruise. Basada en la historia real de Barry Seal, quizás lo mejor que tiene la película es lo increíblemente interesante que es este personaje, todo lo que vivió y como Tom Cruise de manera carismática y talentosa logra plasmárnoslo en pantalla y hacerlo hasta más entretenido de lo que suena.
Poco a poco vas conociendo el perfil del personaje y te das cuenta de que a la película no le interesa mostrarte más nada que su protagonista y su perspectiva de los eventos que ocurrían. Esto vendría siendo tanto una bendición como una maldición para el filme, pues aun cuando Cruise no necesita sustituto y aguanta la carga cómica, dramática y de acción de su personaje, la película trata muchos otros temas subsidiarios que dejan a la audiencia un tanto confundida y ansiosa por más.
Este desinterés por lo secundario entonces hace que el elenco mismo se vea afectado, desde los supuestos latinoamericanos en momentos siendo parodiados, hasta el olvido de tramas, llega un momento que hasta la familia del personaje, para el espectador, sale del plano. Te olvidas de todo esto cuando el director se esfuerza en avanzar temporalmente la historia y, sin alargar mucho, exitosamente abarcar mucho.
Pero no sé si fue que el director tomó la película como experimento técnico, haciendo que muchos planos disgustaran por su movimiento o innecesario zoom, de vez en cuando la iluminación sea pobre y la banda sonora pudo haber sido mejor y aportar a la narrativa. En fin, la película es verdaderamente muy entretenida y Tom Cruise una vez más prueba su capacidad. Si el director se la hubiese jugado a lo seguro técnicamente, quién sabe cómo pudo haber quedado.
Calificación personal: 7/10.