Dirigida por Fatih Akin y protagonizada por Diane Kruger. Un filme verdaderamente peculiar en cuanto a la interacción de sus actos con la audiencia. La elección de Alemania para la pre-nominación de los Premios de la Academia se destaca por dos aspectos, su muy bien lograda dirección por parte de Akin sin dejar a un lado sus raíces independientes y la magistral actuación de Kruger.
Todos los puntos negativos de esta película se encuentran en el primer acto, diseñado totalmente para no agarrarte, no enseñarte nada interesante y sumergirte en una depresiva melancolía que en mi opinión no funciona. Sin contar el hecho de que la primera secuencia de la película termina siendo totalmente innecesaria y mal lograda.
Lo que ocurre luego de esto en el segundo y tercer acto es lo que verdaderamente te asombra y te atrapa. Como el director se encarga de trascender la película a través de distintos géneros como el investigativo, el drama procedimental, el suspenso, el crimen y más, que te hacen quedarte totalmente pasmado frente a la pantalla.
Diane Kruger se toma la tarea de arrastrarte junto con su personaje por todo lo que está viviendo sin tener que utilizar escenas retrospectivas. Y aún con uno que otros problemas con los antagonistas de la historia que se sienten tan lejanos, cuando llega la secuencia final quedas satisfecho con cómo es lograda, sueltas esa tensión que sin darte cuenta llevabas y disfrutas de ese plano final.
Calificación personal: 7/10.