Escrita y dirigida por Woody Allen. Una vez más Allen se encuentra envuelto en la psicología humana, ahora a través de la filosofía, presentando un personaje principal que se encuentra en conflicto consigo mismo al tener un vasto conocimiento de qué motiva a las personas, pero sin tener una motivación personal.
Con una sólida y muy buena interpretación por Joaquin Phoenix, actor subestimado por la industria en mi opinión, el director presenta el nacimiento y el fin de un psicópata pero perdiendo mucho tiempo exagerando la soledad y la falta de inspiración. Es una película con una cinematografía diferente al estilo de Allen, pero que no deja de gustar, y presentando en el guion monólogos muy buenos, más dirigidos a la audiencia, que a los mismos personajes.
Sin embargo el film no cuenta con un clímax real, desde un principio te trata conversaciones muy profundas entre los personajes sin uno realmente conocerlos o identificar sus personalidades, mucho menos con un rasgo cómico como acostumbra el aclamado director.
Calificación personal: 6/10.