Escrita y dirigida por Greta Gerwig. La película que ha estado batiendo records desde su estreno el año pasado, se convirtió en un predecible drama de adolescentes que no me dejó para nada sorprendido. Con magistrales actuaciones lideradas por Saoirse Ronan, quien nos sorprende por su espectacular acento californiano aun habiendo sido criada en Irlanda. Pero también sorprende por su muy bien llevado papel sobre la clásica joven que pasa por la crisis de la adolescencia.
Laurie Metcalf interpretando el papel de una madre que realmente no conoce ni entiende cómo dejarle saber su amor a su hija, el aspecto más poderoso de este filme es cómo trata aquel tema del conflicto entre madres e hijas. Con unos que otros sub-temas como la depresión y la homosexualidad, el filme quiere repasar un montón de discursos, pudiendo conectar con muchos, pero dejando otros, molestamente cortos.
Con un guion de diálogos genial, la película fluye bien dentro de su simple historia que por alguna razón sientes que has escuchado infinitas veces. Un tanto bien ubicada en un Estados Unidos post once de septiembre, el filme trata la frialdad y tristeza de la sociedad posterior a aquel lamentable evento que cambió la manera en que se comportaban y se formaron los estadounidenses.
Presentando una muy apelable protagonista, de alguna forma entiendes sus problemas y preocupaciones. Increíblemente llena de clichés, por momentos sentía que estaba viendo un filme más sobre la vida de una adolescente. Y es este vaivén entre lo espectacular y lo básico, que tiene la película, es lo que no le permite trascender. Con un final extremadamente predecible y para nada merecedor del desarrollo de la película. No sentí nada especial de la misma, no le vi aquella galardonada dirección de Gerwig ni originalidad de la historia. Simplemente una buena película, exagerada en sus galardones por la actual situación política de Hollywood. Definitivamente la más débil de las nominadas a Mejor Película en los Oscar.
Calificación personal: 7/10.