Dirigida por Martin Scorsese y protagonizada por Andrew Garfield, Adam Driver y Liam Neeson. Cuando lees Scorsese en una película no hay más que hablar, un director que se ha categorizado por entregar, filme tras filme, experiencias inolvidables. Con Silence se sale de su esquema y de su muy invocado estilo de lo excitante y visualmente atractivo para las masas y se va por encima de los parámetros de un cine convencional o de una narrativa esquematizada pues aún siendo visualmente hermoso incluyendo primerísimos primeros planos y planos generales que aportan al estilo del filme, la historia no es contada de una forma tradicional, contando aveces con aspectos hasta de un cine documental.
El filme trata de manera muy conflictiva el aspecto religioso al ambientarse en la inquisición japonesa a los católicos en el siglo XVII y presenta posturas muy extremas frente a estos temas, algo verdaderamente interesante sin embargo no muy atractivo y al concentrarse más en el conflicto interno del personaje principal a veces deja a un lado la misma historia aspecto por el cual el filme termina siendo exageradamente largo.
Quizás lo más perfecto de la película son las interpretaciones magistrales de sus actores y el uso del sonido, específicamente del Silencio como bien dice su título y el meta-mensaje que se transmite en cuanto al Silencio de Diós frente a las atrocidades mundanas. Una película no para todo el mundo.
Calificación personal: 8/10.