Dirigida por John Hillcoat y protagonizada por Viggo Mortensen y Kodi Smit-McPhee. En un mundo post apocalíptico oscuro y sin alma, la relación entre un padre y su hijo se desenvuelve intercambiando puntos de vista entre la hermosa ingenuidad del niño y la desesperanza de su padre.
El filme abre con un fuerte y profundo monólogo que sirve de introducción a lo que sería un magistral Viggo Mortensen a través de toda la película. Nos movemos a un mundo que aunque sí da un sentimiento de oscuridad se ve menospreciado por las imágenes computarizadas de baja calidad.
De alguna forma te sientes distanciado de la historia al no explicar con claridad como el mundo llegó a estar de esa forma. Sin embargo luego te das cuenta que el pasado no es de lo que trata el filme sino de las relaciones humanas. En el camino de los personajes principales nos encontramos con otros muy bien desarrollados.
Se utiliza un esquema de colores muy peculiar para que vaya de la mano con el tono de la película que al final termina siendo pura melancolía acerca de la existencia y la necesidad de que una persona viva.
Calificación personal: 7/10.