Dirigida por John Carney (Begin Again). Aparte de brindarnos aquella nostalgia ochentera en un ambiente tan peculiar como el de Dublin en el noroeste de Europa, tanto con las diferentes personalidades presentadas, como con las reacciones a la vanguardia cultural de la época. Sing Street te atrapa a la vez que te presenta un personaje principal atravesando una crisis de identidad y acogiendo la música como refugio y pasión para alcanzar todo aquello que siempre ha querido, la chica de sus sueños y el no a la monotonía.
Aunque tengo mis reservas en cuanto a ese estilo de cine independiente norteño medio desorganizado, el filme es extremadamente cómico con aquel elenco de niños actores no profesionales y su forma de manejarse.
En fin, lo que define esta película, más allá de su historia, su música y sus personajes, es el hecho de ser una carta dirigida a todos aquellos que se sienten atrapados y quieren salir, a todo aquel que quiere realizar su sueño y aún no ha comenzado, a todos los hermanos que son apoyo total para el otro por el simple hecho de querer verlos realizados.
Calificación personal: 9/10.