Dirigida por Destin Daniel Cretton y protagonizada por Brie Larson, Woody Harrelson, Naomi Watts and Ella Anderson. Un drama familiar basado en una historia real que se concentra en la profunda melancolía de los personajes principales por la constante lucha existencial en la que han vivido. Y es que quizás este punto es el que hace que la película se ponga en una sintonía sentimental para conectar con la audiencia y no sale en ningún momento de allí, y cuando lo intenta es con momentos de comedia muy fallidos.
El director quiso utilizar las escenas retrospectivas de la protagonista para justificar sus acciones en el presente pero se sienten como dos personas totalmente distantes y diferentes la que se presenta en el pasado y la que se presenta en el presente por el simple hecho de que se salta un lapso de su vida imprescindible para lo que se está contando. El elenco infantil no atrapa lo suficiente y aquel final feliz es una jugada muy segura en cuanto a narrativa.
Dos aspectos hacen que la película no sea un total fastidio de ver sino todo lo contrario, te permiten llevarla hasta el final con un cierto grado de interés. Primero, las espectaculares interpretaciones de Larson, Watts y Harrelson, dándonos una familia disfuncional y unos perfiles psicológicos perfectos para la situación que vivían. Y el discurso social del maltrato familiar a los niños y como se refleja en sus vidas termina siendo un buen extracto para que los espectadores reflexionen.
Calificación personal: 6/10.