Si me preguntaras hoy pudiera prácticamente asegurarte que “A Beautiful Day in the Neighborhood” es de esas películas capaces de cambiarle la vida a una persona. Y no todos los días tengo la oportunidad de experimentar una de esas, una película capaz de mover absolutamente todas mis emociones al contarme una verdad sobre como yo mismo lidio con mis sentimientos, en un espejo que se puede sentir muy lejano pero cuyos personajes hacen sentir muy cerca.
Ya he mencionado como creo fielmente en el sincrodestino, y no es coincidencia que esta haya sido una de las películas que se me quedaron pendientes de la temporada de premios 2019, y yo haya decidido verla ahora, justo en este momento, en esta etapa avanzada de un 2020 que nadie esperaba.
Cuando nos encontramos en un mundo al que no le caería nada mal millones de personas como Fred Rogers, que ven la esperanza en la niñez pero tampoco se rinden con los años, que aman a los corrompidos y dedican su vida a ver a los demás en su grandeza. Tom Hanks y Matthew Rhys están ambos espectaculares en una película que pudo haber salido mal muy fácil, pero fue todo lo contrario debido a la inmensa capacidad de su directora Marielle Heller de universalizar una historia que conecta con los sentimientos más crudos de una humanidad afectada, mientras se apega al estilo que tanto caracterizaba a Mr. Rogers. Su final me encantó, pero literalmente aquella última escena, donde se tenta una catarsis fruto de unos hombros muy pesados. Un peliculón.
Calificación personal: 9/10.