Por muchos años los musicales fueron uno de los géneros clave del ascenso del cine como medio de entretenimiento. Sin lugar a dudas la propia naturaleza del género le permite tomar libertades creativas que no suelen repetirse en ningún otro formato, y por momentos se visten del mismo velo que arropa su inspiración inicial, el teatro.
Pero eso quedó, en gran parte, en el ayer, ahora cuando recibimos un musical suele ser una ocasión super especial y muchos de los que se estrenan en el año logran destacarse frente a los demás estrenos. Por ejemplo “La La Land” en 2016, y dos que muchos esperan este año, “In the Heights” y el remake de “West Side Story”.
Increíblemente nunca había visto “Chicago” (2002), ganadora de 6 premios Oscar incluyendo Mejor Película (prueba de lo que digo de como se destacan). La película terminó siendo algo totalmente alejado de lo que me esperaba, su estilo de paralelismo fue lo que más me gustó, su forma de saltar desde la realidad a la fantasía trasciende frente a todos los demás aspectos de la película, sus números musicales ponen en atención todo el trabajo que fue dirigido a orquestarlos.
Estoy seguro que la experiencia de haberla visto en el cine debió ser genial. Las actuaciones no me mataron, y aunque me parece un gran musical, no estoy tan seguro de si la película me dejó con un sabor de ganadora de Mejor Película. Revisando el historial, creo que ese premio se lo merecía “The Pianist” o la segunda entrega de “The Lord of the Rings”. Pero esa no es la discusión, buen musical.
Calificación personal: 8/10.