La historia de la vida es apasionante, curiosa, improbable y con una capacidad enorme de hacernos sentir tan pequeños como los organismos que nos conforman. Si hay algo que siempre me ha despertado interés, es la capacidad de transformación que puede tener nuestra percepción sobre los eventos que ocurren a nuestro al rededor. Al ver “Cosmos: Possible Worlds” no solo me sentí diminuto, sino que me perdí en las infinitas posibilidades de un futuro hasta ahora incierto, pero que logra desencadenarse de todo lo que hemos vivido.
En 1980 Carl Sagan estrenó “Cosmos”, marcando un antes y un después en el interés de una audiencia inocente sobre las teorías cosmológicas del universo, básicamente ¿qué nos hace humanos? Y ¿Cómo llegamos aquí? Desde una perspectiva bastante humanitaria, Sagan se mostró vulnerable frente a la inmensidad de un universo desconocido. Y como el universo nos creó para que seamos su propia forma de auto-conocerse.
Luego, en 2014, Neil deGrasse Tyson junto a Ann Druyan (viuda de Sagan y eterna colaboradora creativa) conectaron con la necesidad de modernizar todo aquello una vez mostrado por el astrónomo que popularizó la ciencia y organizaron “Cosmos: A Spacetime Odyssey”, un viaje a través del tiempo y el espacio que no solo mostraba un recuento de los momentos más importantes del desarrollo de la vida y los humanos, sino también como se fueron desenvolviendo las que hoy conocemos como leyes de la naturaleza.
Hoy, en 2020, un año que nos ha permitido mirar hacia dentro, Druyan y deGrasse Tyson nos alientan a lo contrario y regresaron con “Cosmos: Possible Worlds”, una historia que no se caracteriza por la organización de los recuentos como sus predecesoras, sino más bien en el desordenado universo de las posibilidades. Los episodios se traducen en mostrar las historias menos conocidas de seres humanos extraordinarios, mientras a la vez nos perdemos en la búsqueda de vida desconocida tanto en nuestro hogar, el Planeta Tierra, como en lo que podría ser nuestro primer contacto con vida extraterrestre.
Lo majestuoso de “Cosmos” es que nada deviene de la nada, utilizando una combinación de animación y efectos especiales, absolutamente todo lo que es mostrado, por más loco y poco probable que parezca, se apoya en teorías de la ciencia, brindándonos el aspecto más atractivo de esta. Me sentía diminuto viéndola, no entendía como todo lo mostrado era absolutamente nuevo, comencé a cuestionar a mis profesores de historia y ciencias de cuando fui pequeño. Sú último episodio es espectacular, y solamente sueño con vivir para ser testigo de algo parecido.
Calificación personal: 9/10.