CRIP CAMP: A DISABILITY REVOLUTION (2020) – RESEÑA

Crip Camp

En el mundo en que vivimos en el que el sentido común es el menos común de los sentidos, me enfurece la realidad de que durante nuestra historia como humanidad, e incluso en la actualidad, se ha tenido que luchar por absolutamente todo. Se creería que como entes pensantes y empáticos que somos, o podemos llegar a ser, algunas cosas simplemente vendrían naturalmente. Pero la cruda realidad es, como dice la propia Judith Heumann en este documental, “si no demandas lo que te mereces, no lo obtendrás.”

“Crip Camp: A Disability Revolution” es un documental que relata la historia de como surgió el movimiento de los derechos civiles de las personas con discapacidad en la década de los 70 en Estados Unidos. Narra como un campamento para personas con discapacidades de cualquier tipo sirvió como una plataforma para ellos darse cuenta que la vida podía ser mejor. Un campamento que significó libertad, expresión, juventud, placer, naturalidad y vida para todos los que asistieron.

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Y de por sí se siente un poco extraño yo intentar hacer voz por estas personas, cuando en realidad lo que intento es buscar palabras a lo que esto me hizo sentir. Si me preguntas, este documental es el ejemplo perfecto del efecto mariposa. Aquel despertar, aquel compartir que se dio en un campamento que existía por amor y comprensión, desencadenó toda una línea de eventos que llevaría a los propios campistas a liderar y protagonizar una revolución en búsqueda de justicia, equidad y todo lo que muchos, de por sí, tomamos por sentado.

Mi percepción me decía que al simpatizar, yo también podía estar siendo parte del movimiento, pero la realidad es que en el silencio no hay cambio. Porque el silencio es conformidad. El documental me tenía batallando mis propios perjuicios, me mostró mi desinterés al enseñarme lo incomunicado que estaba sobre el tema. Me hizo reflexionar cuando yo también tomé por sentado los derechos civiles de las personas con discapacidad que existen hoy en día, sin saber cómo fueron exigidos.

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La realidad es que la representación es importante, a diferencia de muchos, a mí no me disgusta que de repente existan historias cuyo único impulso sea el empoderamiento de las innegables minorías. Porque de la representación, de la identificación, de la disconformidad, del conocimiento, de la realidad, de la verdad nace el cambio, nace algo más justo, nace el darnos cuenta que muchos luchan por cosas que otros muchos toman por sentado. Nace la transformación a una sociedad más empática.

Calificación personal: 7/10.