Dirigida por Mel Gibson y protagonizada por Andrew Garfield, Hugo Weaving, Sam Worthington y Vince Vaughn. Esta película tiene únicamente dos aspectos positivos, en primer lugar aquella increíble y milagrosa historia real de Desmond Doss y en segundo lugar las interpretaciones de Andrew Garfield, creando conección y empatía entre la audiencia y este irrazonable personaje, y la de Hugo Weaving, quien gigantesca experiencia lleva que sus escenas trasciendan a la definición de buen cine.
Por otro lado, todo lo demás, en mi opinión, falla. Desde el primer plano en que enseñan al personaje de niño con unos pequeños actores pésimos, un guión para nada real y forzado, imágenes computarizadas como de una película de televisión, extremo uso de la popular cámara lenta de hace 10 o 15 años en el cine y lo peor es el hecho de llamarla una película de guerra cuando se siente que no se hizo ni una pequeña investigación en comportamiento militar, creando que todas las escenas, desde el campamento militar, hasta el campo de batalla, se sientan irreales.
Mucho más cuando eres, como yo, un fanático del género y entonces te pasas todo el filme comparándola a aquellas obras maestras que existen en el género. Debo de admitir que la historia, de todos modos, te atrapa.
Calificación personal: 6/10.