HAMILTON (2020) – RESEÑA

Hamilton 2

Una vez escuché a alguien decirme que su percepción le decía que el arte de escribir probablemente era el más complejo. Eso me dejó pensando, pues dentro de todas las expresiones artísticas que pueden existir, es probable que la de escribir sea la más universal. Luego caí en cuenta que quizás en esa universalidad es que recae el punto de su complejidad, pues aunque puede haber abstractos, la realidad es que al escribir estás intentando comunicar de la mejor manera posible sentimientos, eventos, realizaciones o tu propia forma de captar aquello sobre lo que escribes, para el más grande de los públicos.

En 2015 estrenó “Hamilton”, en aquel entonces mi pareja se obsesionó tanto con el musical que aquella obsesión inspiró lo que luego sería la mía. Juntos nos aprendimos todas las canciones, cada letra, cada espacio, cada suspiro y cada silencio. Al punto de que yo, que no recuerdo haber visto mucho teatro musical y nunca he ido a Broadway (a diferencia de ella), me volví loco con la idea de poder ver este musical en vivo.

Hamilton

Aun no he podido, espero que pronto, pero me regocijé al enterarme de que Disney + lanzaría una versión con el elenco original para ver en casa. El trabajo de Lin Manuel Miranda como creador y escritor sobrepasa cualquier otro mérito del musical, su excepcional manera de modernizar una historia sobre un padre fundador que en realidad fue un inmigrante que logró grandes cosas mientras sufría sus propias imperfecciones es impresionante.

Una historia sobre la avaricia, el ego, el amor y la voluntad. Las actuaciones, iluminación, coreografías y escenografía apoyaban magistralmente aquella música que sentía haber visionado ya en mi cabeza hacia unos años, que me aprendí como si fuese para un examen. Ame todo sobre esto, solo me dieron más ganas de verlo en vivo. Pero hasta entonces, puedo dar por sentado que este trabajo de Lin Manuel es pura obra maestra.

Calificación personal: 10/10.