Podría sentirme inhibido de mostrar un genuino interés en saber los más crudos deseos que llevaron a Charlie Kaufman a escribir y dirigir esta película, pues se siente tan personal como los propios discursos que tiene sobre la universalidad del arte. A fin de cuentas, todos queremos que nuestro arte se sienta íntimo hasta en los rincones más lejanos donde se consuma.
“I’m Thinking of Ending Things” se siente como el más extraño viaje en el tiempo, y quizás mucho tiene que ver con la perspectiva desde la que se muestra; desde el final. Desde el resultado nos esforzamos en buscar las respuestas que nunca supimos, las preguntas que nunca fueron respondidas y la eterna curiosidad de lo que pudo ser, pero nunca fue.
Y es que para mí, el verdadero protagonista de la película, sobre quien se cuenta la historia, no es sobre aquella joven mujer sin nombre inmensamente actuada por Jessie Buckley, y de quien conocemos absolutamente todo, desde su inusual profesión hasta la intimidad de sus pensamientos sin filtro. Sin embargo, hasta esos pensamientos se sentían elaborados por alguien ajeno a su realidad.
Mi entender me comunica que el verdadero protagonista es Jake, interpretado por un magnífico Jesse Plemons. Que aquel recorrido por el tiempo en el que se premedita el resultado y simplemente saltamos a los momentos más importantes de su vida y las conversaciones que marcan un resumen de lo que fueron sus relaciones, se torna bizarro cuando lo experimentamos a través de los ojos de su pareja, y lo que en retrospectiva él intentaba recrear que eran sus pensamientos, teoría que se apoya muy pronto en sus conversaciones.
Llega un momento en que todo se vuelve tan meta que su propia percepción, probablemente errónea, sobre lo que ella quería para ambos, nos hace sentir como si los dos fuesen una sola persona. Hasta el recuerdo de sus padres se encuentra ridiculizado, y el diseño de producción apoya esto cuando nos sumergimos en su infancia. Toni Collette y David Thewlis se presentan impresionantes.
Visualmente hermosa y hasta claustrofóbica por momentos, acercándose a elementos del cine de horror y con un tremendo parecido visual a la película y a la serie “Fargo”, y con una música espectacular que apoya un cierre conocedor de su historia y que sustenta un trauma en el inicio de la relación, la película es un viaje al pasado en un estado de recreación muy parecida a los sueños, es la perspectiva de un tercero concebida por quien verdaderamente vivió, haciéndose las preguntas más importantes de su vida mientras se aferra al más inevitable de los finales, la muerte.
No tengo idea si lo que me llevé era la intención de Kaufman, pero es la única forma que mi mente encontró de quizás darle una explicación lógica a lo que vi. Lo que se vuelve hasta contradictorio cuando tomamos en cuenta sus propias conversaciones sobre la física, la poesía y el arte. Que en contexto nos intentan decir cómo la lógica es un término tan escaso en todo lo que nos rodea, menos el amor.
Calificación personal: 8/10.
La primera hora de la peli fue casi “normal”, pero era como una intro/narración para el twist que se aproximaba. El personaje de la mujer joven fue súper confuso, tanto en los pensamientos, cómo a qué se dedicaba y hasta su nombre (nunca se supo). Sobre que Jake sea el protagonista, podría ser 🤔 ya que incluso en los créditos su nombre aparece de primero.
Me gustaría leer el libro en cuál fue basada, y verla de nuevo, puede que entienda mejor mucas cosas.
Aunque ese tipo de películas, es muy cool teorizar y “darle cabeza”, a veces es mejor sólo disfrutar y dejarse llevar.