Entre muchas cosas que nos definen, gran parte de lo que somos es la suma de nuestros prejuicios. Todo lo que hacemos, consciente o inconscientemente, viene de lo que conocemos, lo que pensamos, y lo que pensamos que conocemos. Mantener la mente lo suficientemente abierta como para recibir con brazos abiertos una nueva idea se vuelve un reto que solo se complica con los años, o todo lo contrario. “Knock at the Cabin” utiliza todos sus elementos para retar la veracidad de lo que ocurre, tratando a su audiencia de la misma forma en cómo trata a sus protagonistas.
M. Night Shyamalan se ha vuelto un “hit or miss”, o quizás siempre lo ha sido. Y es que en su obsesión por lo macabro, raro y/o desconcertante, cae en el anzuelo de premisas impresionantes que se difuminan en el desarrollo de la trama. Es probable que si lees las sinopsis de todas las películas de Shyamalan te veas altamente influenciado/a en verlas, pero es en el trayecto de ver estas historias desglosarse que nos damos cuenta que era mucho suspiro, y poco bizcocho. Tomando en cuenta que el suspiro puede ser delicioso también.
“Knock at the Cabin” no es la excepción, un thriller de misterio que no tarda mucho en presentar absolutamente todas sus cartas: Una locación, una familia inusual, cuatro personas que funcionan como el elemento disruptivo y una decisión sobre la cual dependerá el destino de la humanidad. Y creo que aquí comienza la decadencia de su historia, las apuestas se establecen y se sienten demasiado grandes como para; 1. Creerlas; y, 2. Sentirlas amenazantes para nuestros personajes tan alejados de un peligro real.
En esta dinámica de no saber el antagonismo preciso de la historia, su director juega muy bien con elementos que hacen a la audiencia pasar por los mismos caminos de duda de sus protagonistas. Como si fuese un camino pavimentado específicamente para nosotros, la película se apega a una narrativa simple y predecible para hacernos creer lo que los propios agentes disruptivos intentan vender. A la vez, la película se rodea de muchos elementos que la hacen actual y moderna, cosa que termina siendo esencial para su final.
Dentro de las mayores luces, no podemos dejar de mencionar al inmenso Dave Bautista, quien ha logrado salir de la burbuja de “luchador vuelto actor”, y cada vez más se ha esforzado en traer caracterizaciones que retan su capacidad actoral. En mi opinión, Bautista es lo mejor de “Knock at the Cabin”, causando los momentos de mayor tensión e intriga de la película. Pero la realidad es que todas las actuaciones cargan muy bien con los motivos de sus personajes, y la característica muy específica de que en esta sola locación, lo único que estamos viendo son sus caras.
Por momentos se siente bíblica, y creo que la intensión final de su director se presenta bajo el escudo de los cuatro jinetes del Apocalipsis. Desde este punto de vista, muchas decisiones y diálogos hacen sentido, pero que no exista una intención clara crea inconsistencia en nuestro apego a la historia y los personajes. Por momentos quería ver la resolución de todo esto, y en otros simplemente no me importaban. Y es que la película peca de repetirse, lo que causa que aun en su corto metraje, por momentos se sienta eterna.
Calificación personal: 6/10.