Dirigida por Damien Chazelle y protagonizada por Ryan Gosling y Emma Stone. Hay múltiples formas mediante las cuales las personas muestran su arte, la música, la pintura, la escritura, el baile, el diseño, el cine... La La Land pasa a ser un clásico instante que al presentar sus diferentes expresiones se convierte, el filme, en una carta de amor a los soñadores, una carta de amor a Los Ángeles, una carta de amor a la música, al jazz, una carta de amor al cine, al cine clásico, a cineastas, cinéfilos, una carta de amor al arte, como máxima expresión del ser humano, y si eres apasionado de todas estas cosas entonces te impacta y te mueve más.
Con sus canciones, sus secuencias de baile, sus escenas largas sin edición, su parecido a clásicos del cine, sus secuencias de apertura y de final, su transformación en la forma de ver la vida por parte de los protagonistas, sus colores, sus risas, sus actores, su luz, todo fue perfecto.
Y aunque esta reseña de alguna u otra forma parezca exagerada y alabadora para unos, fueron las palabras que definieron el filme en mi opinión, fueron las letras que salieron, cuando no hubo palabras para definir el impacto. ¿Cuándo fue la última vez que una película puso tu corazón verdaderamente a latir? ¿Sueñas? ¿Vives? Entonces puedes lograrlo.
Calificación personal: 10/10.