Hay múltiples formas mediante las cuales las personas muestran su arte, siendo el cine definitivamente una de sus máximas expresiones. Para el agrado de millones de espectadores, Damien Chazelle ha decidido mostrar su arte por esta vía, presentándonos en su última propuesta, La La Land, una historia de amor ubicada en la mágica ciudad de Los Ángeles, entre un pianista de jazz y una aspirante actriz. Pero que ocurre, el filme trasciende a ser, como bien dice nuestro título, un clásico instante, al presentar varios aspectos que veremos más adelante.
¿Cómo comienza todo? Damien Chazelle estudió cine en el departamento de Estudios Visuales y Ambientales de la Universidad de Harvard en Boston, Estados Unidos. Teniendo como compañero de clase a su amigo y compositor Justin Hurwitz, quien luego colaboraría en todos sus proyectos. Chazelle y Hurwitz, desde entonces, ubicados en la ciudad de Boston, tenían una inmensa pasión por la música y el cine. A la ecuación se le suman las ganas del cineasta de escribir su propia película. Ya en 2010, recién graduados, ambos se mudan a Los Ángeles y Chazelle comienza la elaboración del guión de la que hoy sería “La La Land”, teniendo en mente hacer un homenaje a aquellos musicales del Hollywood clásico y revivir el género cinematográfico de un musical de jazz.
Comienza la batalla de conseguir el financiamiento que se necesita para realizar una producción con la ambición que tenía el director, algo prácticamente imposible debido el inexperto equipo que tenía detrás el filme (Damien Chazelle y Justin Hurwitz). Al recibir ofertas de financiamiento que solicitaban la modificación de ciertos aspectos de la historia, Chazelle decide dejar la producción y seguir adelante. En este momento, luego de fracasar con su primer guión, Chazelle trabaja como coescritor y le surge la idea de “Whiplash”, una película más concentrada y simple que pasaría a ser una de las grandes, con cinco nominaciones al OSCAR en el año 2015, incluyendo Mejor Película. Luego de esto, y convencido de su capacidad, decide continuar con su ambicioso proyecto que se convertiría en la hoy aclamada “La La Land”.
Luego de explicado estos antecedentes entonces entendemos la grandeza de esta película, pues era el proyecto apasionado de su director y compositor, Damien Chazelle y Justin Hurwitz, respectivamente. Logrando aquel homenaje que deciden hacer en 2010 y presentándonos una película que se define en ser una carta de amor a los soñadores, a la ciudad de Los Ángeles, a la música, al jazz, al cine clásico, cineastas, cinéfilos, en fin, una carta de amor al arte como máxima expresión del ser humano. Una película que impacta y mueve emociones dándonos una música perfecta, excelentes secuencias de baile y planos de apertura y final, colores, risas, visuales hermosas, un elenco grandioso protagonizado por Ryan Gosling y Emma Stone, y un tono y estilo que cuenta con alusiones a clásicos como “Singin’ in the Rain”, “Broadway Melody of 1940”, “The Umbrellas of Cherbourg” y “The Band Wagon”.
En fin, un filme que empata el record de los premios OSCAR de más nominaciones con catorce de estas, incluyendo Mejor Película. Y que como bien dice su lema, pone tu corazón verdaderamente a latir y soñar.