Lo desgarrador de “Marriage Story” es lo cercana que se siente. Para mí la magia del arte es como logra ser un espejo entre el artista y su audiencia, hasta el punto que nos preguntamos como es que alguien tan lejano nos conoce tan bien, un lenguaje universal que nos permite saber que no somos los únicos en el mundo atravesando un millón de situaciones.
Noah Baumbach se permite contar su historia apoyándose de sus actores, quienes llevan a la perfección la cotidianidad. Adam Driver y Scarlett Johansson están majestuosos, probablemente en el mejor papel de sus carreras. Los enfrentamientos son magistrales, las miradas dolorosas, los movimientos sublimes y los silencios esclarecedores.
Una música maravillosa que logra ir a la par con el desarrollo de sus personajes, pero más que el desarrollo, la muestra de quienes son. Una mezcla perfecta entre la risa y la tristeza, su tono me recordó mucho al drama de un Woody Allen en sus inicios. Baumbach engrandece su guion con una puesta en escena sincronizada con sus personajes, Nueva York y Los Ángeles nos permiten saber más sobre a quienes estamos viendo. Lo gigantesco de esta Historia de un Matrimonio es que nos presenta la vida tal cual es, confusa y repleta de grises. Gracias Baumbach.
Calificación personal: 9/10.