En enero tuve una revelación con “One Night in Miami”, que por alguna razón aun con sus reconocimientos se sigue sintiendo como una de las películas subestimadas de 2020, y es que sentí mucho coraje en la ópera prima de Regina King. Requiere agallas pararte a decidir contar una historia basada en una conversación entre cuatro gigantes, mucho más si es tu primera vez.
La película es adaptada de la obra teatral escrita por Kemp Powers, quien también se encargó de escribir el guion. Y de por sí se notan sus orígenes teatrales, pues por momentos lo que ocupa protagonismo no son sus personajes sino más bien lo que estos representaban, donde se encontraban y el contexto socio-cultural del que hablamos.
Suena hasta surreal que una noche de 1964 verdaderamente conversaron Muhammad Ali, Malcolm X, Sam Cooke y Jim Brown, pero en mi opinión es hasta más surreal el hecho de que estas cuatro figuras se permitieron co-existir, la representación más inmensa de lo que podía significar ser negro en Estados Unidos, fortaleza, opinión, talento, ser escuchado y marcar la diferencia.
Técnicamente la película está muy bien, con un trabajo realizado no para destacarse sino para brindar atención a lo que verdaderamente importaba. Su mayor mérito lo encontré en la tremenda curiosidad que me causó en conocer más sobre estos personajes, aquellos otros que los rodeaban y el trágico final de muchos de ellos de manos de una supremacía que aun existe. En estos días seguiré compartiendo sobre aquel journey que tuve en enero y febrero sobre el movimiento de los derechos civiles, pero les aseguro que “One Night in Miami” es una gran película donde brilla un espectacular guion muy bien ejecutado, y con la mejor canción original del cine de 2020.
Calificación personal: 8/10.