
Las revoluciones más hondas no siempre estallan con estruendo; a veces germinan como semillas tercamente aferradas a un terreno hostil. Esa es la impresión que deja ¡Quba!, el documental de Kim Anno que ilumina la lucha de la comunidad LGBTQI+ en Cuba y expone la frágil tensión entre libertad personal y estructuras ideológicas.
Anno sitúa la cámara donde duele y hay esperanza a la vez: en los rostros de activistas y artistas que, aun cargando el peso de décadas de represión, se niegan a ceder su derecho a existir plenamente. El filme subraya cómo la combinación de socialismo y fervor religioso creó un muro casi infranqueable para las disidencias sexuales, pero también muestra la grieta luminosa que hoy recorre ese muro. Resulta sorprendente ver la apertura social que va emergiendo en Cuba, a veces incluso mayor que en contextos más “occidentales” como la República Dominicana.

El documental acierta al ceder protagonismo a quienes están dentro del epicentro del conflicto. No hay voz en off que lo explique todo; son los propios protagonistas quienes narran la violencia que vivieron y la esperanza que sostienen. Destaca la forma en que se desmonta la falsa dicotomía entre fe y diversidad: vemos a creyentes LGBTQI+ enfrentar el dilema de una Iglesia que los rechaza, a la vez que revelan la complejidad de abrazar simultáneamente su identidad y su espiritualidad.
Uno de los momentos más reveladores es el testimonio del señor que asocia la aprobación del nuevo Código de Familia con el “capitalismo” y la modernidad, como si la orientación sexual dependiera de un sistema económico. El filme jamás ridiculiza esa postura; la deja vibrar para que comprendamos cuán profundo es el arraigo de ciertos prejuicios. Anno nos recuerda que la homosexualidad y las identidades trans preceden a cualquier “ismo” o “dad”, y que la historia del matrimonio es apenas una nota al pie en la vasta trayectoria de los afectos humanos.

Visualmente, ¡Quba! mantiene un pulso vibrante, un poco común y básico pero donde la música tradicional y la arquitectura socialista conviven en un montaje ágil que nunca sacrifica la intimidad de los testimonios. La directora integra arte y protesta sin caer en exotismos, construyendo un retrato honesto de un país que, paradójicamente, avanza en derechos civiles mientras otras naciones caribeñas continúan ancladas en dogmas coloniales.
La película no romantiza la realidad cubana: muestra que la firma de una ley es apenas la mitad de la batalla. El cambio cultural, ese que se cocina en los hogares, las iglesias y los cafés, suele ser mucho más lento. Sin embargo, observar a estas personas celebrar cada minúscula victoria es un recordatorio de que el progreso se nutre de la terquedad de quienes se niegan a retroceder.
Para la República Dominicana, donde el matrimonio igualitario sigue siendo una promesa aplazada, ¡Quba! funciona como espejo y advertencia. Su metraje breve demuestra que es posible traducir la compleja realidad de un país y, al mismo tiempo, tender un puente emocional hacia otras luchas. La política y la religión pueden dividirnos, sí, pero la humanidad compartida que vibra en este documental invita a repensar esas fronteras construidas y a reclamar, de una vez, el derecho elemental a contar nuestra propia historia.
Calificación personal: 7/10.
