THE BIRDS WHO FEAR DEATH (2024) – RESEÑA

Still #1

Existe una diferencia precisa entre quienes conocen el poder de cambio del cine, y quienes meramente intentan utilizarlo para predicar el cambio. El cine, como herramienta narrativa y medio artístico audiovisual, sin lugar a dudas tiene una capacidad de impacto intangible, pero este impacto nunca debe ser primordial a la hora de elaborar una película de ficción. El enfoque siempre debe estar en la historia, en los personajes y como sus situaciones se trasladan a las vivencias de su audiencia, y en conocer la naturaleza de lo que cuentas de modo que a la hora de mostrarlo en pantalla no se sienta como de plástico o fabricado.

“The Birds Who Fear Death” es una película que por momentos puede mostrar muchas luces, Adam Breach, Graham Greene y Carmen Moore son talentos innatos a quienes da gusto ver en pantalla. Sus movimientos, gestos e interacciones se mueven cuidadosamente por situaciones que a veces se sienten forzadas, y otras simplemente no cuentan con la carga emocional que la película intenta convencer que lleva. Sanjay Patel, como escritor, director y productor, ocupa mucho de su giros narrativos en las casualidades, eliminando un poco la naturalidad del flujo en el que pudieran suceder los eventos en la vida real.

Still #6

Con una línea inicial que definitivamente cautiva, y como siguiendo un cuaderno de estructura de guion, la película muestra sus personajes principales distintos, fallidos y con una relación complicada en el primer acto. Como si pudiéramos determinar desde un principio que su trayecto hacia conseguir su herencia, desde su propósito hasta su ejecución, estaba destinado a dar un giro de 180 grados. Pero ese trayecto no siempre está justificado, con situaciones que alargan la dinámica y redundan en lo que ya conocemos sobre los personajes, o los que aun los mantiene atados a este espacio al que se han tenido que trasladar.

La película es un drama que presenta una realidad trágica de los protagonistas de esta historia, los pueblos indígenas de Canadá. Pero no pude evitar sentir que daba todos los giros perfectos para eliminar la atención de aquello, y presentar soluciones vagas. La vida no es tan simple, ni las personas tan moldeables, como para llegar a las conclusiones que se exploraron en “The Birds Who Fear Death”. Pudiendo enfocarse en el verdadero crimen y quizás explorar soluciones reales a la problemática, prefiere pensar que con la propia presentación del problema ya apoyamos a batallarlo. Un error de muchos elementos audiovisuales que deciden dar protagonismo a la realidad por encima de la historia.

Still #2

Visualmente la película tiene algunos highlights, con una hermosa representación de la naturaleza del norte de Canadá, que me recordaba mucho a los tiros de transición de “Yellowstone”. Un buen atardecer siempre apoyará visualmente tu película, solo tengamos cuidado con la sobre-utilización. Así como también, algunas relaciones de personajes se sentían muy fluidas, como la de Addam y Sharon o las interacciones con el jefe Ed. A mi disgusto, y por más que intentaron vendérnosla, la relación principal de hermanos nunca me terminó de encajar.

Su final es aterrador, sobre todo porque aun con sus fallas, la película pudo haber servido como “feel good”, y como en medio de todas las sombras, muertes y complicaciones del pasado, realmente las conversaciones pueden servir para sanar, movernos adelante y mirar hacia la mejora del futuro. Pero como en búsqueda de justificar su género de crimen, la película da un giro que la aleja mucho más de la realidad, las relaciones humanas y la esperanza de que estos problemas pueden ser enfrentados. Decide dejarnos con el mal sabor de boca de que quizás siempre tuvimos la razón, y hablando no se llega a nada y nosotros mismos siempre seremos nuestra perdición. Sobre todo cuando sentimos muy poco arraigo emocional hacia aquel evento de los últimos 15 minutos.

Calificación personal: 5/10.

Poster