Dirigida por Yorgos Lanthimos, escrita por Deborah Davis y Tony McNamara y protagonizada por Olivia Colman, Emma Stone y Rachel Weisz. Grandiosamente escrita, espectacularmente actuada, magistralmente dirigida y perfectamente colocada, “The Favourite” utiliza cada uno de sus elementos para convertirse en una completa alegoría a su título. Desde su narrativa, hasta su trasfondo, desde el lente de su director de fotografía Robbie Ryan, hasta el ojo de sus espectadores, es increíble como cada aspecto de la película se encuentra situado de manera incorregible para transmitir un sentimiento tan común de “competencia” pero en un panorama tan lejano.
Con firmeza puedo establecer que “The Favourite” es el mejor papel que he tenido la oportunidad de ver en las carreras de sus tres principales, Colman, Stone y Weisz. En un guion donde reina el diálogo, estas actrices se transforman y logran transmitir absolutamente todos y cada uno de los amargos por los que nos hace pasar su director. Es como si intentas tener tu propia percepción sobre lo que está pasando en la película, pero si lo piensas bien todo está brillantemente orquestado para que tus pensamientos estén justo donde están en los distintos puntos de conflicto del filme. De alguna forma Yorgos logra tratar a su audiencia de la misma manera en como trata a uno de sus personajes principales, tienes pero realmente no tienes el control.
Con un universo sonoro totalmente impresionante, toda la tensión es manejada a través de una percusión y viento constante que se hace más presente en los momentos más importantes. Desde el estruendo de una escopeta, hasta el galope de un caballo, el murmullo de un Congreso o el resonar de la madera en un castillo resplandeciente, la película se apodera de su entorno liderado por interiores y te arropa en una pequeña caja de sorpresas. Una puesta en escena impecable, grandiosa, el diseño de producción, de vestuario y maquillaje es alucinante aunque se vea opacado por los verdaderos puntos espectaculares del filme.
“The Favourite” nos muestra un Yorgos Lanthimos fanático de la perfección. Nos muestra un director que abraza la tragedia de sus historias. Nos presenta un cineasta con la madurez para transmitir crudos sentimientos sobre la realidad humana, junto con una interminable sátira. Su dirección de fotografía es de los mejores trabajos que he presenciado de 2018. Y aunque por momentos se alarga, la secuencia final es indescriptible, no solo por su supuesto giro, sino por la delicadeza con la cual su director, sus actrices, su música e iluminación nos transmiten la cruda verdad de lo que llevamos viendo por 2 horas. Sin duda de lo mejor del año y merecedora de todas sus nominaciones.
Calificación personal: 9/10.