Escrita y dirigida por Yorgos Lanthimos y protagonizada por Colin Farrell, Nicole Kidman, Barry Keoghan, Raffey Cassidy y Sunny Suljic. Tengo que admitir que me tomó un buen rato digerir esta película, y es que la forma de Lanthimos de presentarnos aquella distopia en la que al parecer no existe el termino de mentir y las personas no tienen filtro de honestidad crea un ambiente totalmente bizarro e indeseable.
Pero luego te das cuenta que aquel sentimiento de incomodidad es donde te quiere tener el director para empezar a contarte esta historia de misterio y fantasía que se tuerce sobre lo jodido y lo hermosamente compuesto. Pues toda la puesta en escena no pierde en ningún momento su estética fría, calculada y totalmente simétrica.
Con interpretaciones un poco más allá de geniales por Farrell, Kidman y Keoghan, llega un momento en el que desconoces las relaciones e intenciones de estos personajes, dudas sobre quien es el villano, quién está actuando mal, ¿por qué está sucediendo todo esto? Mientras tanto el filme no deja caer su suspenso y horror, para hacerte intentar predecir lo que ocurrirá pero realmente dejándote en un limbo narrativo.
Un sonido que te saca de tus casillas por completo, inusual, extraño, como todo lo que está ocurriendo en pantalla. En el tercer acto la película toma un giro bien oscuro, pone a los personajes principales en jaque y te das cuenta de los discursos escondidos, de la genialidad del antagonista del filme, de cómo todo es un reflejo y cómo la película se acerca más a la realidad que a una lejana distopia. Increíblemente dirigida, la película no te consuela, la película no te enamora, la película te saca del confort y todos sus puntos a favor recaen sobre la grandeza de su director.
Calificación personal: 8/10.