THE LOW END THEORY (2024) – RESEÑA

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Del arrepentimiento y la culpa vive el hombre, y por los traumas se desvive. La caótica combinación de estos tres elementos se presenta como un freno seco ante nuestra capacidad de movernos adelante. Como si lo que nos mantiene atados al pasado es la propia idea de re-pensarlo, ni siquiera regresar a él. “The Low End Theory” es una tragedia común, una historia de desesperanza donde el temor a lo mayor se posiciona como un ancla para su personaje principal, reviviendo el arraigo emocional de su pasado mientras se encuentra en un bucle de vida que sirve como una prisión.

Francisco Ordoñez realiza su debut como director en una representación un poco básica de la experiencia latina en Estados Unidos, con personajes que maniobran su día a día entre la música urbana y el crimen. Esta idealización de lo que nos representa se apacigüa un poco por la correcta deliberación del lenguaje, uno de los mayores puntos a favor de la película es la naturaleza con la que se comunican sus personajes como si la cámara se hubiese ubicado en el medio de sus vidas y no todo lo contrario.

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Sofía Yepes se regula a sí misma en una buena caracterización que por momentos debe convencernos de su pasado militar, pero que recrea de manera efectiva los traumas del pasado y el descontento con el estado actual de su vida. De los mejores momentos de la cinta son cuando se encuentra a la par de Sidney Flanagan, a quien vimos en la genial “Never Rarely Sometimes Always”, y acá se distancia de aquel papel pasivo y contemplativo y juega con nuestro conocimiento de la magnitud del personaje e impacto que tendrá en la historia.

La película tiene un sentido visual un poco cargado, con una corrección de color pobre. Como si quisiera inspirarse en las primeras dos películas de los hermanos Safdie, “Good Time” y “Uncut Gems”, para a través de esa estética intentar arroparse a los sentimientos de ira, desesperación y ansiedad que estas dos últimas generan. Pero las referencias le ganaron el pulso a la ejecución acá, pues la mayoría de las escenas tienen una batalla entre el montaje y la fotografía para poder dejarnos entender lo que está sucediendo mientras intenta mantener un ritmo energético y específico.

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Su primer y segundo acto ocupan la mayor fuerza, cuando sentimos que la idea principal de la película será el recorrido emocional de su protagonista, pero mientras nos adentramos en los quehaceres del crimen, protagonizado en gran parte por personajes secundarios que no atraen emoción, la tracción se pierde un poco. Aun así, la película logra re-enfocar sus intenciones en los últimos minutos cuando vemos el quiebre del personaje ante la última revelación de la verdad.

“The Low End Theory” es una combinación de muchas películas, muchos personajes principales agobiados y autoinfligidos del cine. Su historia carece de impacto emocional pero sus interpretaciones le dan el chance de una nueva vida en el recorrido carismático de una realidad latente. Su montaje, aunque caótico, logra ofrecer luz a lo que pudo ser un caos narrativo profundo. Como si los editores hayan hecho magia para lograr contar la historia de la película. Y aunque no resalta mucho en su género, es una experiencia recomendable.

Calificación personal: 7/10.