Lo mejor de aquella frase muy repetida de que “la realidad supera la ficción” es que por momentos puede sentirse muy real. ¿Pero a qué nos referimos con que la realidad supera la ficción? ¿A que verdaderamente algunas historias verdaderas pueden ser más locas e inexplicables que todo lo que nos podríamos imaginar? O ¿a qué por el único hecho de saber que lo que nos están contando sucedió se nos remueve la mente pensando lo inconcebible que es? Sin lugar a dudas que para mí, si ponemos el entretenimiento como foco principal, la realidad supera la ficción, por la simple razón de que es más estimulante.
Mi parte favorita sobre muchos documentales es ver lo distinta que es la vida de estas personas en comparación con la mía, dentro de lo que cabe, es increíble pensar que aunque hay muchas vidas parecidas, también hay una gran parte que se distinguen de lo que usualmente conocemos como el día a día. Tiger King fue el primer éxito nuevo de Netflix en esta cuarentena, por alguna razón la gente se vio atraída a una historia de crimen ubicada en el mundo de los zoológicos de Estados Unidos, aunque sin duda terminaría siendo mucho más que eso.
Lo que ocurre con esta serie documental es que inserta personas que son clave dentro de la historia que quiere contar, introduce un tema importante para muchos, el trato y maltrato animal, para esconder una trama que se fundamenta en la estupidez humana. Sin lugar a dudas los animales son las víctimas de lo ocurrido, pero no están ni cerca de ser los protagonistas del documental, como su título pudiera inducir, acercándose a la misma posición que tienen los animales en las vidas de los humanos cuyas historias estamos conociendo.
La serie se apega del morbo y las insinuaciones para contarnos verdades imparciales sobre las vidas de estas personas, es como si nos estuviera manipulando a su propia versión de la realidad. Creando rivalidades entre la audiencia y sus personajes de la misma forma en cómo existía la rivalidad entre estos últimos. Con varios giros verdaderamente impresionantes, y un día a día que desespera a cualquiera, la experiencia de Tiger King es como ver una bomba de tiempo, todo está grabado, la manipulación de sus creadores es tácita, y aunque esto sin duda lo hace más entretenido, le quita credibilidad.
Se alarga, utilizando cliff hangers te lleva de un episodio a otro con revelaciones que a veces valen la pena, otras veces no tanto. Pero lo que sí despertó un interés en mi son los fragmentos del documental donde abarcan el mercado negro de animales en Estados Unidos, donde cuestionan el “estilo de vida” o el “trabajo gratis y/o poco pagado” dentro de estos santuarios/zoológicos. Las escenas que se sumergen en la parte humana detrás de sus acontecimientos.
Sin lugar a dudas Joe Exotic sufrió las consecuencias de sus propios males, pero de acuerdo a la única verdad del documental, todos podemos estar de acuerdo en que entre todos los que formaron parte de esta odisea, el menos malo era él. Ahora están realizando una serie basada en su vida y los eventos que vemos en el documental, y aunque tengo pocas esperanzas sobre esta, creo que la mezcla entre locura, malicia, estupidez y bondad del personaje fue lo que lo hicieron protagonista en ambos proyectos.
Calificación personal: 6/10.