Si existe una frase real en la historia de la humanidad, es que quien no conoce su historia, está condenado a repetirla. Recientemente ha vuelto a estallar el muy necesario grito de justicia de los afroamericanos en Estados Unidos, combinado con el actual contexto socio-cultural del planeta y el inmenso poder de las redes sociales todos hemos sentido la responsabilidad de hacer algo al respecto y saber que nuestro silencio es como codear con los opresores.
Esto me llevó a ver “13th”, dirigido por la grandiosa Ava DuVernay, nominado a Mejor Documental en los premios Oscar en 2016. El documental se traslada a la fuente, nos cuenta la verdadera historia del racismo en Estados Unidos, pero trasciende cuando logra desarrollar la real narrativa detrás del problema. No es un simple odio, es toda una cultura desarrollada bajo el ignorante complejo de superioridad.
La esclavitud se abolió, pero la 13va enmienda de la constitución del supuesto “país de la libertad” abrió la posibilidad a la era del encarcelamiento masivo. Todos los hombres son libres, excepto los criminales, y allí inició un efecto dominó imparable. La esclavitud evolucionó a pobreza y falsos criminales despojados de su libertad, lo que evolucionó a segregación de toda una raza, lo que evolucionó a esposas y encarcelamiento masivo, lo que evolucionó a brutalidad policial.
Todo lo que estamos viendo actualmente es producto de décadas de decisiones derivadas de un liderazgo político pobre y las ganas de una economía omnipotente. El dinero en las sombras del muy fallido sistema carcelario de ese país da asco, nos muestra hasta que punto nosotros mismos somos tolerables. Las prisiones se sienten como aquel lejano mundo donde se resguarda todo lo malo de la sociedad, y por mucho tiempo nos hemos hecho el oido sordo a las injusticias y la forma en como este sistema de justicia favorece a los adinerados y a un color de piel. Me da mucho miedo que, en retrospectiva, estemos viviendo actualmente en un grave sistema de opresión que solo percibamos en el futuro. Impresionante documental, aterradora verdad.
Calificación personal: 9/10.