Dirigida por José María Cabral y protagonizada por Jean Jean, Judith Rodríguez y Ramón Emilio Candelario. La historia de amor de Julián y Yanelly en aquel lugar infernal de las cárceles dominicanas. Indudablemente Carpinteros ha marcado un antes y un después en el cine dominicano. Lo mejor de Carpinteros es que vive a las expectativas, desde un principio se utiliza el sonido de manera muy exitosa para describir la ubicación y el contexto en que se encuentran los personajes, y poco a poco nos vamos familiarizando con el término de Carpinteo hasta que por fin es introducido en la película para nunca irse, literalmente.
Algo que se resalta mucho es el uso de un intercambio de planos medios delanteros y traseros en una misma escena, creando un sentimiento de expectativa inigualable y con ellos se resalta la técnica de Cabral, sin dejar a un lado aquel grandioso plano secuencia acompañado de un uso único de escenografía que se siente muy poco manipulada por su director y el departamento de arte, extremadamente real.
Más allá de lo técnico, que ciertamente es por lo que se resalta la película, la historia muestra una cruda realidad de lo que se vive en las cárceles dominicanas pero a la vez nos da una muestra de esperanza con la relación de Yanelly y Julián, como única fuerza para seguir adelante de los personajes, pero también de la audiencia. En cuanto a los personajes, siento que quien más se destacó fue Ramón Candelario interpretando al antagonista con una tremenda actuación. Me encontré con uno que otros problemas con los personajes secundarios, y de vez en cuando sentí que los protagonistas sufrían el desarrollo de empatía, sobretodo en aquel tercer acto.
En fin, la película quizás no se destaque por la historia que cuenta, sino más por su contexto, ubicación y los personajes que se desarrollan en esta. Debo destacar que aun así, lo que mas me atrapó su valor de producción, la forma en que se llevó acabo la realización de la cinta y su eficiencia en por sumergirme en aquel emocional discurso del carpinteo y el silencio, hasta en los últimos segundos.
Calificación personal: 8/10.