Hay historias a las que no les pesa el tiempo, donde lo que se cuenta es tan universal y atemporal que bien pueden ser adaptadas a cualquier momento del desarrollo del ser humano y su motif preciso llegará intacto a la audiencia. “First Cow” es de esas películas que, o te cambian por completo o te hacen absolutamente nada.
En su ubicación de un recién nacido Estados Unidos aun colonizado por los ingleses se permite tocar otros aspectos sobre su contexto, como leí por ahí, una historia de origen del sueño americano. Pero a la vez también es sobre el incalculable valor de la amistad, los peligros de una sociedad, si el fin justifica los medios e incluso el nacimiento de un eterno mercantilismo que reinaría por su ascendencia de donde venimos.
Si hubo snubs en la temporada de premios, para mí inician con “First Cow”, que brillantemente actuada y puesta en contexto cuenta la historia de dos hombres dispuestos a combatir su moralidad por el éxito sin conocer bien las consecuencias, pero de una manera tan sutil que aun ubicada en el siglo XVI nos vemos reflejados en las decisiones y ambiciones de sus personajes.
Su directora Kelly Reichardt logra llevar un ritmo que desacelera el corazón, ver esta película es casi una experiencia meditativa que incluso en sus momentos de climax logra mantenernos relajados, de alguna manera conectándose con el propio final de sus personajes. En el caos de las colonias, la vida rural, los bosques y todo menos la organización, Christopher Blauvelt logró una fotografía simétrica y de aspecto granoso que intenta esconder lo digital, pero que a la vez se apoya de un aspect ratio 4:3 para dar un sentimiento de cercanía y vivencia. Espectacular película.
Calificación personal: 9/10.