El apego a la identidad es una añoranza universal. Su búsqueda resulta una de las grandes cuestionantes de la realidad humana y para quienes tienen la dicha de encontrarla, muchas veces va acompañada de un sentimiento básico y agridulce de darnos cuenta de que lo que nos define es quienes somos, no necesariamente lo que somos. “Gabriela” es un cortometraje dirigido y protagonizado por Evelyn Lorena, cargado de la búsqueda, del rechazo y de aquello que nos permite hacer las paces con lo que somos, para poder concentrarnos en quienes somos.
Si hay algo que define una brecha socio-económica es la capacidad de quienes están cómodos de preguntarse sobre su existencia. Pues en una balanza social, quienes se encuentran debajo no tienen ni el tiempo, ni la energía, ni el espacio mental para ocuparse de asuntos que no representen la realidad. El dinero, la comida, lo que ocurrirá mañana y la salud son suficientemente importantes como para distraer tu mente del futuro. Quienes están más arriba, sí tienen el privilegio de cuestionarse su existencia y vivir con la esperanza y accionando por un futuro mejor.
En la inmigración, la brecha generacional se ve definida por estos asuntos. Pues quienes inmigran en primera generación tienen una capacidad de “lo mínimo”, lo que sea es mejor que antes. Y en el desarrollo y el progreso, una nueva generación no crece con la idoneidad de fluir ante lo mínimo. La propia búsqueda de algo mejor de la generación anterior crea preguntas sin respuesta para una nueva generación que no planea conformarse con lo mínimo. Y sin darse cuenta, lo que siempre quisieron los que vinieron antes, se torna en un conflicto eterno con quienes vinieron después.
Es aquella barrera entre el desarrollo y el sub-desarrollo lo que nos permite mirar hacia delante con ganas de algo distinto a lo que siempre hemos conocido. “Gabriela” establece desde sus primeros minutos la libertad como estado actual de su protagonista, sin saber que la libertad va atada a creencias. La fe, la crianza, las decisiones de tus antecesores y todas las coincidencias que ocurrieron para tu llegada.
El cortometraje utiliza el agua y el mar como sinónimo de esa libertad, conociendo que en nuestra realidad latinoamericana, la búsqueda resulta incesante en un país distinto. Pues cuando no es la búsqueda de lo material como para una generación lo fue, es la búsqueda de lo existencial para quienes vamos después. El encontrar respuestas es de hecho la propia razón por la que el cine existe.
Calificación personal: 7/10.