SUEÑO MEXICANO (2023) – RESEÑA

Sueño Mexicano

Hay decisiones que son para toda la vida, por eso dicen que a la hora de tomar una decisión pensemos en la vitalidad de sus consecuencias, y cómo estas se traducen en el tiempo. Dependiendo de las respuestas entonces podemos tomar las decisiones a la ligera, o tomándonos todo el tiempo necesario. “Sueño Mexicano” es una película documental que explora la maternidad, pero es su universalidad lo que nos permite reconocer patrones naturalmente humanos en las tomas de decisiones.

Laura Plancarte dirige la historia de Malena, una madre a destiempo cuyas decisiones e inevitables alrededores la llevaron a distanciarse de sus hijos. Desde esta premisa, el documental explora los demonios de Malena desde una perspectiva cinematográfica casi ficticia, pues aunque conocemos la realidad de todo lo que ocurre en la vida de Malena, la puesta en escena se presenta de manera tan atenta a los detalles que la narrativa podría muy bien pertenecer a una película de ficción.

En la distancia entre Malena y sus hijos conocemos el pasado, que mediante diferentes destellos nos va armando el rompecabezas de las decisiones y circunstancias que llevaron a Malena a donde hoy se encuentra. En una relación amorosa que sirve un doble sentido emocional para ella, pues mientras aplaca su soledad, por otro lado impone una presión de reproducción que sirve de detonante para su situación maternal.

Sueño Mexicano 2

De manera sutil, pero no tanto, el documental abre la conversación sobre la maternidad, sus dificultades, añoranzas, y el eterno dilema de la desaparición de la madre por desvivirse por sus hijos. La fina línea entre quien soy antes y después de mis hijos, y como el escapar de tus alrededores puede terminar alejándote de todo lo que odias, pero también de todo lo que amas. A la vez, su contexto social nos permite ver y escuchar las cuestionantes que se intentan responder en la pobreza con tener hijos, como si eso fuese una solución más que una responsabilidad.

El sueño mexicano puede muy bien traducirse al sueño latinoamericano, y es aquella universalidad frente a las luchas de Malena, su búsqueda de identidad, su soledad producto de su posición económica y la emigración, y su mirada consciente de los demonios que la atormentan, lo que nos permite sentir que así como Male hay millones. Que nuestro problema más grande es el que conocemos y se siente igual de enorme que los enormes de los demás.

El documental utiliza una fotografía hermosa y por momentos contemplativa para comunicar estos temas sin la sobre utilización del aspecto humano, recordándonos encontrar la belleza dentro de lo común. Y un sonido y música envolvente que convierten las transiciones en añoranzas de contemplación para las preguntas que el documental no responde, sino más bien hace. Utiliza una estructura narrativa que le permite al personaje principal desahogarse en situaciones que parecen naturales, y aquel desahogo sirve de catarsis para un proyecto que no necesariamente sirve a una estructura, sino más bien a un recuerdo de que las luchas humanas simplemente se repiten, nunca cesan.

Calificación personal: 8/10.

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