Todos tenemos una historia, y así como todos tenemos un pasado que nos forma, me gusta pensar que todos tenemos un sueño. Que es imposible andar por la calle sin toparte con los planes gigantescos de otra persona. Creo que al momento de hablar de “In the Heights” me veo obligado a diseccionar la película, pues sino sería imposible poner en palabras lo que me hizo sentir, orgullo, posibilidad, familia, pasión, alegría, fe.
Por momentos se nos olvida el poder del cine, en estos días vi algo que explicaba la adicción actual que tiene el público a los superhéroes, género que ya anda por su segunda década liderando las taquillas y rompiendo todos los récords. Explicaban qué toda generación tiene sus héroes, sus ídolos, sus personajes que los mantienen entretenidos con historias que logran sacarlos de su realidad.
Me parece fácil ver el poder del cine en ese espectro, pero es mucho más difícil de explicar cuándo tocamos historias que se acercan a quienes verdaderamente somos. ¿Por qué es importante mostrar de la mejor manera posible una comunidad latina en una película/musical de Hollywood? Pues porque en los sentimientos de millones de personas que probablemente sean expuestos a ella, algo nace en el corazón/alma de unos cuantos, resultado de verse a sí mismos.
De alguna manera todo se siente más cerca, y aquel “sueñito” del que tanto se habla pero no se espera, de repente se ve a la vuelta de la esquina. Nunca subestimemos la inspiración, y mucho menos la representación, pues de allí nacen las agallas de hacer algo diferente. “In the Heights” por su lado cuenta la historia de un grupo de personajes que viven en el afamado barrio de Washington Heights en la ciudad de Nueva York.
Como adaptación del icónico musical de Broadway creado por Lin-Manuel Miranda y Quiara Alegría Hudes, la película logra superar sus raíces de escenario y nos ubica a la perfección en el alma de lo que va a contar: sus personajes y la comunidad a la que pertenecen. Un hijo de dominicanos que quiere regresar a la isla, una puertorriqueña con un tremendo peso sobre sus hombros por las expectativas de toda una comunidad, y poco a poco nos colocamos en la posición de ver como se ven reflejados los sueños de sus personajes en su actuar.
Como musical es impresionante, pues no solo conoce muy bien la naturaleza de sus protagonistas sino que utiliza todos los elementos para apoyar el contar una historia visual en un guion compuesto por canciones. Creo que Jon M. Chu dirigiendo y la directora de fotografía Alice Brooks decidieron ir la milla extra frente a como arriesgarse en la composición óptica de todos los números musicales. No era mostrarlos, y coordinar las letras, era que lo que estemos viendo vaya en total coordinación con lo que las letras dicen.
Mostrar alegría con luces, tristeza con movimientos de cámara, comedia con sonido. Lo técnico estaba casado con lo narrativo, y eso hacía que la magia del musical se sintiera exponencial. Mucho más cuando es una historia sobre nosotros, y creo que en esto apoyo el no ver muchas caras conocidas. El casting estuvo hecho para que aquella comunidad sobre quien se cuenta esta historia pueda verdaderamente sentirse identificada con ella.
Como dominicano amante del cine y los musicales es probable que mis palabras estén comprometidas, es probable que lo que sentí no sea universal aunque me guste pensar que sí lo es. Pocas veces he visto una película en el cine y me he sentido tan orgulloso de lo que soy, aunque se sienta egoísta pues me estoy volando a quienes verdaderamente identifica, los inmigrantes.
Su lucha es la de nosotros y la de nosotros es la de ellos, la película hace un tremendo trabajo para mostrar personalidad. Para verla y que no sea una más del montón porque no recuerdo haber visto algo así. Para representar el esfuerzo que toma el estar en una posición extranjera en un país desconocido, desde todos los puntos de vista posibles. Pero sin dejar a un lado la alegría que también se encuentra. Lloré y baile de principio a fin. Ojalá todo el que lea esto pueda sentirse igual viéndola. Obra maestra.
Calificación personal: 10/10.