Nunca había visto “Mean Streets”, catalogada como la película que le dio el primer giro a la carrera de Martin Scorsese y el inicio de su eterna relación con Robert De Niro. Y lo que ocurre con aquel cine primerizo de Scorsese, o específicamente con “Mean Streets”, como él bien ha explicado mucho, es que fue una película muy específica sobre los quehaceres de ser un joven italiano en un Nueva York de los setenta.
Escribió sobre lo que conocía, sobre lo que veía, y lo adornó con el propio misterio del crimen organizado que existía para ojos exteriores. Pero con total confianza hay que decir que la presencia de De Niro y el Scorsese darse cuenta de la fascinación del público por los andares del mundo italoamericano sería una pieza clave para el futuro de su cine.
Definitivamente lo mejor de la película es la explosiva apariencia de De Niro en Johnny Boy, que al mezclarse con un aspecto callejero inunda la película de incertidumbre e inseguridad, parecida a aquella de vivir en esos alrededores. Pero a la vez el resto del elenco es eficiente en recrear escenarios y enfrentamientos reales y creíbles.
Al verla pude sentir una relación tremenda entre esto y el ahora nuevo cine de los hermanos Safdie, que de por sí recrean los mismos sentimientos en sus secuencias y actuaciones. Una fotografía granosa y enamorada de los misticismos de violencia, que inicia la relación de amor y odio entre Scorsese y un Nueva York callejero, y un montaje ligeramente arriesgado. No puedo decir que es de mis películas favoritas de mi ya director favorito, pero definitivamente es el inicio de hitos que marcarían el cine para siempre, y allí hay un gran mérito.
Calificación personal: 7/10.