Sí, esperé unas semanas luego de haber visto el último episodio para escribir un poco sobre la última temporada. Lo que ocurre con los finales es que, valga la redundancia, nos despedimos de algo, y las despedidas pueden ser un tanto turbulentas, pues la forma de cada persona lidiar con el “no volver a” depende mucho de sus crianzas.
En el caso de las series de televisión, nosotros como audiencia nos apropiamos de los universos, personajes y conflictos, desaparecemos la fina línea entre el creador y su obra y nos sentimos capaces de comentar lo que esa persona imaginó como su final. Por estas expectativas es que siempre es más difícil terminar que iniciar, y por esta razón es que cuando algo acaba mejor que como inició, el mérito es aun más merecido.
Sam Esmail trata mucho con “Mr. Robot”, desde la fuerte crítica a los parámetros fundamentales de nuestra sociedad, hasta la ansiedad social, maltrato infantil, violencia intrafamiliar, multi-personalidad, genocidio, guerra y tecnología. Su brillante idea de tratar su historia como un espectro cerrado que mientras pasa el tiempo va mirando hacia adentro en vez de hacia lo más grande solo se justifica en que desde el primer día sabía la historia que quería contar y como acabaría.
Su ejecución y atención al detalle logran impresionarnos hasta el punto que se siente hasta burlón. La serie se define como el ascenso del actorazo Rami Malek aunque siempre es acompañado de otras impecables interpretaciones. Pocos finales han sido tan inmejorables como este, sin duda esa última temporada es una obra maestra, y nada que yo escriba le hará justicia. Gracias Esmail.
Calificación personal: 10/10.