La complacencia no siempre es buena, mucho menos a costa de nuestro interés. Llega un punto en el que lo que queremos se vuelve mucho más deseable cuando es desconocido que cuando sabemos lo que obtendremos. Aplica para todo, desde padres que quieren regalarle algo a sus hijos, hasta Marvel queriendo traernos cada vez mas historias. Pero en la cantidad muchas veces puede estar el costo de la calidad o de las expectativas.
“The Falcon and the Winter Soldier” fue la segunda entrega del contenido televisivo de Marvel Studios, a diferencia de “WandaVision” no se trataba únicamente sobre sus protagonistas, y en teoría tampoco fue una historia concentrada para el desarrollo de uno o el otro, pues donde “WandaVision” se mantuvo pequeña, “The Falcon and the Winter Soldier” decidió expandir sus horizontes y mostrarnos un poco más del mundo post “Avengers: Endgame”.
En aquella contemporaneidad la serie intenta traer muchos sub-textos del mundo actual, desde la crisis mundial de refugiados en un paralelismo con el blip de Thanos, hasta el prospecto del conflicto en ser un hombre afroamericano en Estados Unidos. Dentro de su mundo de superhéroes y villanos la serie intentó, de manera no tan exitosa, mostrarse vulnerable frente a los conflictos que vive el mundo real.
Cuando vemos películas o series de este género, de alguna manera escapamos de la realidad, es por esto que se siente extraño cuando sus problemas son los de nosotros. Pero principalmente se siente raro porque nosotros no somos esos personajes. No es lo mismo ver a Spider-Man o Peter Parker sufriendo porque no está en buenas con MJ o no le va bien en la escuela, que ver a Sam Wilson intentar arreglar un bote. La humanización repentina de los personajes se sentía un poco forzada.
Es por esto que tuve la impresión de que muchas cosas me gustaban mucho más que la propia interacción de sus protagonistas. Me fascinó la inclusión de Daniel Bruhl como Zemo y Emily VanCamp como Sharon Carter, así como también Wyatt Russell hace un trabajo impecable como John Walker o U.S. Agent, una interpretación mucho más oscura que lo que estamos acostumbrados a ver en el MCU. La ubicación de Madripoor e incorporación de las Dora Milaje le dieron una profundidad muy necesitada al universo.
La serie tiene de las mejores escenas de peleas que hemos visto en el UCM, haciéndole honor a las películas de Capitán América donde por igual se encuentran las mejores secuencias de pelea. El legado de Steve Rogers forma parte esencial de la historia, que por momentos funcionaba pero por otros no tanto. Ni Sam ni Bucky son ni serán Steve, razón por la cual sus amistades funcionaban, me da mucho trabajo imaginarme a Sam como el nuevo Captain America porque en la serie se siente como que él adopta la personalidad de Steve.
Viéndola me emocionaba el futuro del MCU, pero no tanto lo que veía porque la villana no funcionaba. También sentí que el momento de este tipo de historias ya pasó en el Universo Cinematográfico de Marvel, las amenazas se sienten tan leves que nuestras propias expectativas las matan. Estamos en una nueva etapa donde lo cósmico es lo que nos atrae. Con momentos espectaculares, lo que me termino llevando es que la serie sufre de sentirse como una gran película dividida en seis, el miedo que todos teníamos.
Calificación personal: 6/10.