Todo el mundo tiene su opinión sobre la decisión de Marvel de incluir series en el desarrollo principal de su historia, historias y personajes. De por sí más de 20 películas después y luego de haber llegado a lo que una audiencia de millones definió como el clímax del universo en “Avengers: Endgame”, era hora de reinventarse y buscar nuevas opciones que sirvan para mantener a quienes ya están e incluir a quienes no.
Pero con aquel control sobre la línea narrativa que se lleva hasta lo más minucioso en el Universo Cinematográfico de Marvel, era casi imposible que no se notaran los arraigues del storytelling peliculero en esta nueva transición a la pantalla pequeña. ¿A qué me refiero con esto? El miedo de todos de que las series, en vez de sentirse como series, se sientan como una muy, muy larga película.
A fin de cuentas no es lo mismo mantener una audiencia interesada por dos horas, que por varias semanas. ¿Cómo se contrarresta esto? Historias originales, personajes no muy tratados o totalmente nuevos e inclusión de visiones creativas que nunca antes hayan colaborado con el universo. De manera muy correcta, Marvel decidió introducirnos a su nuevo mundo de las series con “WandaVision”.
En retrospectiva puedo decir, sin temor a equivocarme, que es la mejor de las tres que ya han estrenado, pues incluso en sus errores se permite establecer una zapata que le ayuda a equilibrarse y encontrar su camino a la atención de una audiencia confundida. Pues logra una mezcla perfecta entre comedia y thriller que poco a poco, como si fuera con una cucharita de té, nos iban mostrando detalles que justificarían el desarrollo interno de su protagonista.
Hay que tener muchas agallas y confianza en la audiencia y el proceso creativo para tomar la decisión de establecer la primera serie con una fachada de sitcom. Pero este lado fue ejecutado a tal perfección que capítulo tras capítulo, incluso desde sus secuencias de créditos iniciales, veíamos homenajes a la historia de la televisión norteamericana. Una semana se sentía como una década completa en la cronología de sus eventos.
Y de la misma manera se conectaban los anuncios, el diseño de producción, la dirección de arte, el vestuario, e incluso por momentos en el propio diálogo de sus personajes. Creo que nunca había visto una transición tan fluida entre líneas de tiempo, que a la vez aquellos homenajes también se sentían muy bien ubicados en el conjunto que es el MCU y los easter eggs al origen de sus personajes.
Elizabeth Olsen es una estrella, por ella la serie funciona, se siente como la pieza que encaja todo lo que he estado hablando hasta ahora. En tan solo nueve episodios vemos su actuación trasladarse por todas las etapas de duelo, pero también alineándose con el tono del episodio y mostrando una faceta antiheroína. Le apoyó lo poco que conocíamos de su personaje incluso luego de verla en varias películas, pues aquí sirvió para darnos cuenta como en realidad su historia no encaja con la de un héroe sino más con la de un villano, finalizándola en un espacio muy oscuro para el futuro.
No sé que tanto la serie haya afectado lo que viene en el universo de Marvel, quizás con la adición Monica Rambeau y el desarrollo de otros personajes, pero sin duda sirvió para acercarnos más al mejor personaje femenino que tiene el UCM, saber la potencia de un nuevo Vision, y mostrarnos las posibilidades que pueden existir en la creación de contenido para este universo que tanto adoramos.
Calificación personal: 8/10.