Estaba loco por ver “Bacurau”, ganadora del Premio de Jurado y nominada a la Palma de Oro en Cannes 2019, una caipirinha western como mi amigo Hugo Pagán popularizó llamarla en nuestros grupos de cine. Sin lugar a dudas fue una de las más mencionadas el año pasado, muchos alabando el trabajo como escritores y directores de Juliano Dornelles y Kleber Mendonça Filho.
Lo primero que quiero resaltar fue la gran sorpresa que me dio la película, pues al no tener idea de que iba, las expectativas fueron alcanzadas bajo el argumento de no ser para nada lo que estaba esperando. Cuando sientes que te quieren llevar por un sitio, el tono y discurso de la película cambia drásticamente.
Y debo de confesarlo, por momentos me intentaba convencer de que estos giros tan dramáticos en el argumento de la cinta eran incoherentes, pero al dejarme llevar y disfrutar la combinación de géneros, la vibración latina y los toques de ciencia ficción, de repente me encontré atrapado en su universo y personajes.
Pude distinguir que lo que ocurría era que la película gozaba de un recurso que se ve raras veces hoy en día en el cine, originalidad. Desde las costumbres de un pueblo rural para despedir un ser querido, hasta el apego a la tierra, la vida, la muerte, una violencia perturbadora y un anti-capitalismo efervescente, debo de admitir que Bacurau fue una tremenda locura pero una gran experiencia de ver.
Calificación personal: 8/10.