Pensar que “The Last Black Man in San Francisco” es la primera película de Joe Talbot es, no solo esperanzador, sino también impresionante. Una de las películas de 2019 que más comunica visualmente, sus contribuciones sobre los estratos sociales, la crisis inmobiliaria, la hermandad, la toxicidad de una metrópolis y la eterna búsqueda de pertenecer con la que vive una juventud consciente de todo lo que no funciona, hacen que la película se presente como una pieza clave para los nativos de la ciudad sobre la bahía, pero por igual para todo el que se siente identificado con su protagonista.
Jimmie Fails hace de sí mismo, en una historia inspirada en su propia vida. Un joven que busca su hogar en una ciudad que lo ha olvidado. Creyéndose una mentira en la que arropa con sutileza a toda su audiencia. La película como tal resulta poética, por momentos sus diálogos pueden ni siquiera hacer sentido.
Me dio una vibra de Jarmusch y Driver en “Paterson”. Sus tomas de la ciudad dorada son sensacionales y su música es hipnotizante. A24 lo apostó todo a lo que por alguna razón se siente por momentos como un documental. La ficción se pierde en la realidad de Fails y Talbot logra cautivarnos en un San Francisco que ha evolucionado a lo que una vez Hitchcock nos mostró. Haber estado allí el año pasado la hace aun más especial. Tremenda.
Calificación personal: 8/10.