MULAN (2020) – RESEÑA

Mulan

Muchos podemos estar de acuerdo en que “Mulan” está en uno de los rangos más altos de las princesas de Disney favoritas. Su historia no solo fue revolucionaria, sino que engrandeció todo un espectro respecto a lo que una princesa de Disney puede ser. Si hay algo que los live action de Disney han probado es que no todas las historias animadas funcionan para una película en acción real, y dentro de las miles razones por las que esto puede ser correcto, una de ellas es que en el cine animado se aprecia la simpleza, se escogen personajes de dos dimensiones sin muchas pretensiones y toda la atención la gran mayoría del metraje se encuentra en el trayecto de su protagonista. 

En cambio, una adaptación live action debe de enfocarse en darle vida propia a los al rededores de su personaje principal. Uno de los problemas principales de Mulan (2020) es que todo se siente de plástico, China no es China y se siente, lo que nos aleja por completo de las amenazas a sus personajes. 

La película no logra darle la personalidad tajante que tiene su protagonista, uno de los aspectos principales de su versión animada. Quitaron a Mushu para apegarse a la realidad pero por otro lado agregaron elementos fantásticos que le quitan peso a la seriedad de la invasión mongola. 

Como si la película no hubiese podido decidir sobre si era un drama de guerra o una película de fantasía oriental, y en el vaivén, perdió la brújula de su protagonista. Los elementos musicales por momentos la salvan, y tiene un impresionante diseño de vestuario, pero luego aquí no hay mucho que buscar.

Calificación personal: 5/10.